sábado, 27 de octubre de 2012

Ser Absoluto.

Entrada, oscuridad, señales que llevan a la inmensidad.
Lugar donde sentir libertad, sin las ligaduras de lo terrenal, de lo concreto y material, de la furia que encarna lo palpable de nuestros sentidos.
Lo sensible se torna comestible de abstracción.
Extremos que se tocan, centros que centrifugan, contracciones solidificando el éter de nuestra esencia.
Covertido en uno, uno mismo, en un ser único que al mismo tiempo está emparentado con cada elemento que lo compone.
La conexión multiple del multiverso dimensional del que emana la explosión etérea, descompone los objetos inanimados flotando en lo sumergible, ofrecidos al quieto cambio del universo.
Portales de conducción de materia, estancados en el mismo punto, no se avanza, lo repele, lo expulsa.
La explosión, hace vibrar la sintetización de la naturaleza, en la simbiosis eterna con la ánima intrínseca, transcurriendo simultáneamente hasta los sinfines del espectro infinito.

Vacuidad temporal.

Pausados pasos consiguen suspender el tiempo, parando toda la dinámica que nos embulle.
Hechos de materia degradada y pangiforme, perecederos, de un intento fallido, en el fracaso de una idea de perfección.
Solo el aire fluye por nuestras venas, están hinchadas de particulas que se acumulan en el olvido de sus paredes.
Mirándonos cada día en el espejo, pensando en traspasar la frontera hacia otros mundos, con la meta de deambular por el universo tangencial, lo constituyente de forma paralela a nuestro ser primario, que no es más que el reflejo de nosotros mismos en el reverso de nuestras decepciones, las cuales, nos niegan el placer de conocer otros caminos, esos que nos llevan a cruzar el espacio-tiempo, donde un halo de luz, ilumina nuestro pecho, presionando hasta ahogarnos.
Nos quedamos ciegos, sin ver más alla de nuestra consciencia.