viernes, 27 de febrero de 2015

Re-comenzar.


El final de un ciclo requiere el comienzo de otro.

Todos los temores e incertidumbres que hacen arraigarte a lo ya conocido, te limitan y te empujan a encerrarte en lo de siempre y a no explorar; a no ver diferentes caminos ni nuevos horizontes.

Dejemos atrás lo que ya no resuena con nuestro ser. Superemos eso que nos impide crecer y que llevamos como una carga que nos agria el alma.

Hay que dar salida a lo viejo, a lo que ya no te renueva por dentro, a lo anquilosado y enquistado que te atrapa sin poder salir.

Una retirada a tiempo es una victoria. A veces nos empeñamos en seguir con cosas que están acabadas, que ya no se sostienen  en una tierra fértil, sino que se sedimentan en una tierra seca y estéril.

Por más duro que pueda parecerte, los sueños o quimeras por las que algún día dejaste tu vida, ya no son alimento para la misma, sino su veneno; un estorbo que te impide saborear nuevos retos, éxitos y caminos que te lleven a la plenitud y bienaventuranza.

Es momento de reencontrar lo que es en ti.