jueves, 17 de enero de 2013

Puta desesperación.

Oigo sus voces, cada vez ardo más, siguen hablando, me estoy consumiendo.
Estar en este lugar me hace evaporar como la deshidratación de mis malditas gotas de sudor.
Me siguen desconcentrando, una y otra vez, estoy a punto de explotar.
Estoy manteniendo una calma tensa que en cualquier momento se convertirá en tempestad de energía liberada.
Ahora consigo concentrarme y olvidarme de lo que tengo a mi alrededor.
Vuelve la serenidad, la tranquilidad, el estupor del fluir en tierra de nadie.
No veo mi presente, todo lo que ocurre es ficción.
La sangre no fluye, es todo mentalidad etérea, el cuerpo no existe, mi habla no esta presente, y menos mí conciencia.
Me destapo, sigo oyendo sus voces, me siguen desconcentrando, siento que no soy yo.
Soy una particula de energía muerta, sin sentido, recorriendo los conductos de lo destruído, de lo acabado, de lo aniquilado.
Aquí sigo, en la realidad de lo inverosimil, donde mis actos crean la nada.

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