La fragilidad se hace patente cuando se desploma el ideal superficial que tienes de ti mismo.
El caparazón es lo único que nos hace fuertes, sin él no somos nada. Nuestro camino se constituye en apariencia juzgada del exterior.
Tú te crees todas las características que te han configurado extrínsecamente, internalizándolas como una propia identidad emanada de tu propia esencia natural, pero, solo es una atmósfera creada social y culturalmente, ese no eres tú.
Tú eres la propia naturaleza de tus instintos, la energía que hace brotar tu corazón, la luz que te hace comprender cada instante de tu vida.
Sal del caparazón, muestra lo que eres en realidad, un ser libre de las ataduras que nos impone la teatralidad de la frustrada cotidianeidad en la que estamos inmersos.
Muestra lo que llevas dentro de tu ser, esa es la única realidad que existe.
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