Saliendo
de la atmosfera, aterrizamos en un paisaje árido. El viento nos azotaba la
cara, no conseguíamos abrir los ojos por completo, respirábamos a duras penas,
nos empujaba hasta la extenuación.
No
lo podíamos soportar más, interrumpió nuestro momento. Era nuestro mejor
momento para hacerlo. Algo no quiso que lo hiciéramos.
Todo
fue planificado, nos hizo cambiar de dirección.
Se veía borroso, nuestras pupilas no conseguían regular la nitidez de esa oscuridad.
Se veía borroso, nuestras pupilas no conseguían regular la nitidez de esa oscuridad.
Nos plantamos sin saber que hacer, allí todos juntos, esperábamos el abismo.
Esa esfera de oscuridad se acercaba cada vez más, se hacía más nítida cada segundo.
Asustados abrimos los brazos y nos entregamos a los elementos.
Asustados abrimos los brazos y nos entregamos a los elementos.
El
aire, la oscuridad, la esfera, la arena, nuestro sudor.
Sentimos
como nos fundimos con la luz, nos fusionamos sin que nos diera tiempo de
reaccionar.
Estábamos allí adentro, formábamos parte de ella. Nos convertimos en luz.
Estábamos allí adentro, formábamos parte de ella. Nos convertimos en luz.
Ahora,
sutiles como el viento, danzamos entre el universo rellenando ese vacío que
sentís dentro de vuestro corazón.
Bombead vuestras sensaciones, emociones, vuestros miedos, permitid que
salga todo a la superficie.
Ahora es el
momento de transmutar, de alquimizar vuestras energías.
Sublimad vuestra vitalidad, y convertidla en oro liquido, en inmortalidad, en
pura eternidad.
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