miércoles, 2 de abril de 2014

Recuperación de la asamblea como forma de participación directa del ciudadano.


La sociedad actual, camina hacia un Nuevo Orden Mundial caracterizado por una dictadura totalitaria a nivel planetaria, fomentando una progresiva dualización cada vez más creciente de la estructura social, en cuanto al enriquecimiento de una minoría selecta (élite hegemónica), y el empobrecimiento de todos los demás, que no serán más que meros esclavos alienados sin voluntad, aplastados por las lógicas explotadoras del poder dominante.

En este sentido, la sociedad española ha sufrido un deterioro político, económico y social, que deja en evidencia los fallos sistémico-estructurales del sistema estato-capitalista  mundial.

Uno de los aspectos fundamentales, es la pérdida de poder y participación del ciudadano en la gestión de sus propios asuntos públicos y comunitarios, sobretodo perpetrada por la propia dejadez, desidia, vagueza y delegacionismo del propio ciudadano en favor de una mayor presencia y  centralización del poder en la gestión publica por parte del Estado ( y la élite económica que ordena sobre él), por lo que abogamos por una recuperación de la responsabilidad y participación directa en el propio proceso político del ciudadano.

La “democracia” española se inició a partir de 1976, a partir de la muerte del Dictador Franco, en la que las reivindicaciones por parte de la sociedad Española se centraron en la ampliación de ciertos derechos políticos y una mejora de la calidad de vida material, por lo que se obvió elementos de transformación profunda de la estructura política y  socio-económica, como por ejemplo, la remodelación de las instituciones y estructuras estatales e ideológicas heredadas del franquismo,  para una  instauración de una verdadera democracia.

Actualmente, el sistema neofranquista español creado en la transición, se ha degradado de una forma absoluta vislumbrando en lo más profundo de su apariencia de “democracia”, las formas más corrompidas de corrupción e intereses elitista-corporativistas de la casta poderhabiente,   eludiendo la preocupación por el bienestar del ciudadano y su plena participación en asuntos de la res pública.

La visibilidad y conocimiento público de estas relaciones viciadas y corrompidas del poder institucional, ha supuesto para la percepción general de la ciudadanía del Estado español,  una insatisfacción política o económica por la  ineficacia del sistema generando un descontento masivo,, una absoluta  desafección  política y una deslegitimación de las instituciones estato-capitalitas.

 La máxima expresión de esta impotencia, frustración, disconformidad, rechazo ante las estructuras neofranquistas actuales, fue el movimiento social del 15M.
Ante los muchos errores que cometió dicho movimiento, entre sus aciertos, creemos que fue el señalar directamente la ausencia total de democracia y participación ciudadana directa en los asuntos cívico-políticos.

Al contrario que el parlamentarismo-dictadura de la UE y Norteamérica, pensamos que la forma de participación asamblearia que volvió a relucir en el 15M de forma generalizada a pie de calle, es una herramienta útil ( y usada por el pueblo a lo largo de la historia) que favorece la autogestión y las responsabilidad individual y social de los ciudadanos de una comunidad,  para la organi­zación, logística, optimización y desarrollo de los recursos de la misma, en el que se debate y se consensua entre ellos,  los principales asuntos que les incumben directamente, sin “representantes-intermediarios”, si no con plena voluntad y responsabilidad en el proceso político.

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