El
“yo” contra los otros, forma parte de nuestra dualidad, de esa parte de la
misma, que nos convierte en animales irracionales, con pulsiones reptilianas,
sexual-salvajes y violentas.
Constituye
un pensamiento inconsciente intrínseco en nuestra naturaleza que impulsa toda nuestra acción hacia el odio
visceral contra los demás.
Ese
carácter psicopático, en el que desconfiamos del resto de personas (y cosas) a
las cuales manipulamos, “seducimos”, influimos y persuadimos para atraerlas de
forma utilitaria e instrumental hacia nuestros intereses, objetivos y metas.
Ese
parte inherente de nosotros mismos, que piensa que los demás nos van a hacer
daño, que son pura hostilidad hacia nuestra persona, y ahí está la clave, hacia
nuestra “persona”, no hacia nuestro ser.
Todo
la arquitectura e ingeniería socio-holográfica de nuestros días, nos condiciona
(o mejor dicho, nos teledirige) de una forma descarada y unidireccional hacia ese
tipo de comportamiento rapiñador, egoísta y competitivo para que nos
identifiquemos con esos parámetros en
nuestra personalidad (hacen que pensemos que solo somos eso) y desaparezca todo
atisbo de nuestro verdadero ser.
Nos
manipulan energéticamente ( y nosotros que se lo permitimos) para que se active
en nuestra genética, la parte reptiliana y emitamos pensamientos y energías
negativas que sirven de alimento-poder a éstos, en detrimento de nuestra
libertad, plenitud y paz.
Todos
nuestros quehaceres cotidianos están prediseñados para que nos sintamos
frustrados, depresivos, abatidos, desganados, envilecidos, aborregados,
hipnotizados, miedosos, cansados, débiles, dóciles, confundidos, en definitiva,
absortos por la consecución de posesiones materiales, banales, pasajeras y cualquier
objetivo o meta externa a nuestro propio interior.
Eso
nos destroza anímicamente, ya que los únicos canales para conseguir dichos
fines, son utilizando medios no demasiado amables para con los otros.
Ahí, es cuando todos sacamos esa parte no-humana creando una atmosfera de hostilidad y de falsedad o artificial paz-tensa, donde escondemos nuestro verdadero odio hacia nosotros mismos, expresándolo hacia el exterior, en nuestras relaciones y conformación del mundo en su conjunto.
Ahí, es cuando todos sacamos esa parte no-humana creando una atmosfera de hostilidad y de falsedad o artificial paz-tensa, donde escondemos nuestro verdadero odio hacia nosotros mismos, expresándolo hacia el exterior, en nuestras relaciones y conformación del mundo en su conjunto.
Ese
es el mundo que han creado para nosotros,
individualismo egoísta (yo contra los otros) y desafección hostil cuando nos miramos cada
uno de nosotros.
¿Realmente,
no estáis cansados de comportaros de esa
manera, tan baja y tan ruin?
¿No
os agota poneros varias mascaras al salir de casa y estar protegiéndoos (o
atacándoos) de este mundo hostil en el que hemos sido insertados?
¿No
os extenúa vivir como esclavos? A mí sí.
Yo,
ya me he cansado de vivir de esta manera. Repruebo mis conductas egoístas,
violentas, acaparadoras, narcisistas y de odio hacia mí mismo y hacia el mundo
que me rodea.
Desde hoy, resistiré a mis contradicciones internas, las aceptaré, las integraré en mi ser, y encontraré el amor en todos mis actos.
Desde hoy, resistiré a mis contradicciones internas, las aceptaré, las integraré en mi ser, y encontraré el amor en todos mis actos.
El
amor es la raíz de nuestro verdadero ser, nosotros somos luz, y por lo tanto, nuestro
primer paso, es reconocerlo e integrarlo en nuestro interior.
Debemos
ser fuertes y resistir a nuestras contradicciones, a las sombras que llevamos a
cuestas. Debemos aceptarlas para caminar
hacia la luz, y encontrar lo que realmente somos, AMOR.
Entre
todos salvaremos este hermoso planeta, y la única forma para hacerlo, es
amarnos a nosotros mismos y a todo aquello que vibra en nuestro alrededor.
Todos
los seres humanos formamos parte de lo mismo, todos somos AMOR.
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