Los improvistos acontecen cuando menos te lo esperas. Los designios se esparcen en el albor del universo, sin dejarse conocer, solo sintiendo sus efectos en nosotros.
¿Dónde
empieza nuestra verdadera realidad?
Aquí
en la materia simplemente llega la imitación, la copia de lo iniciado en los
mundos sutiles.
¿Quién
maneja el mundo sutil? ¿Creamos nuestra realidad con nuestros pensamientos o son
otros seres que crean su realidad propia en la que estamos inmersos, y por lo
tanto, no es nuestra, sino suya? ¿Acaso pertenecemos a un ser que nos piensa, que nos imagina y
que nos convierte en un mero reflejo fractal de una posibilidad, entre
infinitas, de su propia conciencia-esencia?
Nuestro
mandato es observar, comprender y aceptar la lógica del mundo divino y vencer sus
designios en el mundo denso de la materia.
Aquí
todo es distorsionado, falseado e ilusorio. Por eso debemos estar lo más
conscientes posible, para encontrar el
verdadero diamante oculto en el barro que envuelve nuestra atmosfera.
¡Deténte
y deja de buscar!
¡Acepta lo que eres y encontrarás!
¡Acepta lo que eres y encontrarás!
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