¿Por qué he de regalar mi tiempo a
alguien en contra de mi voluntad y que, además, se aproveche de mí, y de otros?
A menudo me hago esa pregunta, y me reafirmo más en mi posición.
Según como está planteada la relación laboral global de hoy en día, si accedes a ésta, serás un esclavo. Se acabó tu organización personal del tiempo, tu libre albedrío y el ejercicio con total libertad del uso de tu voluntad. (Para mí, el bien más preciado que puede tener un ser humano).
Este sistema nos engaña planteándonos el trabajo como autorrealización personal, pero es que, ¿es realmente, ese desempeño laboral, algo que sale intrínsecamente de nosotros o hemos sido inducidos a aquello que nos tiene que gustar? Y es más, ¿Eso que nos gusta (o, lo que es lo mismo, que ha sido inducido a gustarnos) está dirigido hacía el cumplimiento de una serie de intereses que benefician exclusivamente a los que tienen ese poder de imponer esos gustos o preferencias?
Pues mi respuesta está muy clara, sí.
Sí, nuestros gustos han sido condicionados por aquellos que tienen el poder de imponerlos y que, a su vez, los diseñan para que nosotros (los que vamos a desempeñar esos “gustos”) cumplamos esos intereses, y que, al mismo tiempo, lo hagamos “gustosamente”, es decir, que pensemos que nuestra auténtica máxima autorrealizable en la vida, es la materialización de ese gusto condicionado social y culturalmente, y que, por lo tanto, no opongamos resistencia, estemos convencidos y conformados en esa realidad que aceptamos sin rechistar.
Mi construcción como ser humano, no se rige por esas relaciones o intercambios mercantilistas/productivistas, yo aprecio el uso libre de mi voluntad y nunca me dejaré doblegar por los disvalores economicistas, materialistas y anti-humanizadores que promueve este sistema devorador de lo humano (y hasta de sí mismo).
He de admitir que salirse totalmente del sistema conlleva a la marginalidad y ostracismo absoluto, es más, conduciría a la periferia sin paliativos, pero me pregunto ¿es que no lo estamos ya?, ¿Quién se puede considerar en la actualidad, “querido” por este sistema productor de suicidio físico y espiritual?
No tenemos nada que perder si damos la espalda a esta moribunda forma de vivir, cuyos últimos coletazos de vida está mostrando, y que más va a azotarnos con su peor versión ( y sí creedme, existe una peor versión que veremos muy pronto) .
A menudo me hago esa pregunta, y me reafirmo más en mi posición.
Según como está planteada la relación laboral global de hoy en día, si accedes a ésta, serás un esclavo. Se acabó tu organización personal del tiempo, tu libre albedrío y el ejercicio con total libertad del uso de tu voluntad. (Para mí, el bien más preciado que puede tener un ser humano).
Este sistema nos engaña planteándonos el trabajo como autorrealización personal, pero es que, ¿es realmente, ese desempeño laboral, algo que sale intrínsecamente de nosotros o hemos sido inducidos a aquello que nos tiene que gustar? Y es más, ¿Eso que nos gusta (o, lo que es lo mismo, que ha sido inducido a gustarnos) está dirigido hacía el cumplimiento de una serie de intereses que benefician exclusivamente a los que tienen ese poder de imponer esos gustos o preferencias?
Pues mi respuesta está muy clara, sí.
Sí, nuestros gustos han sido condicionados por aquellos que tienen el poder de imponerlos y que, a su vez, los diseñan para que nosotros (los que vamos a desempeñar esos “gustos”) cumplamos esos intereses, y que, al mismo tiempo, lo hagamos “gustosamente”, es decir, que pensemos que nuestra auténtica máxima autorrealizable en la vida, es la materialización de ese gusto condicionado social y culturalmente, y que, por lo tanto, no opongamos resistencia, estemos convencidos y conformados en esa realidad que aceptamos sin rechistar.
Mi construcción como ser humano, no se rige por esas relaciones o intercambios mercantilistas/productivistas, yo aprecio el uso libre de mi voluntad y nunca me dejaré doblegar por los disvalores economicistas, materialistas y anti-humanizadores que promueve este sistema devorador de lo humano (y hasta de sí mismo).
He de admitir que salirse totalmente del sistema conlleva a la marginalidad y ostracismo absoluto, es más, conduciría a la periferia sin paliativos, pero me pregunto ¿es que no lo estamos ya?, ¿Quién se puede considerar en la actualidad, “querido” por este sistema productor de suicidio físico y espiritual?
No tenemos nada que perder si damos la espalda a esta moribunda forma de vivir, cuyos últimos coletazos de vida está mostrando, y que más va a azotarnos con su peor versión ( y sí creedme, existe una peor versión que veremos muy pronto) .
Estamos en el momento de cambiar
las cosas, hay un cambio de era en ciernes y debemos ir al unísono con la energía
del cosmos, comprenderla y actuar en consecuencia. Estamos en un momento
crítico de la recuperación de lo humano, o lo hacemos ahora o será la
eliminación de nuestra especie.
Es momento de despertar y sumergirse
en la apertura temporal de la luz humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario