La
lucha es el único camino del guerrero incansable. De ese caballero que sortea
todas las ofensas, amenazas, prejuicios y diversas faltas de respeto que
soporta pétreamente sin utilizar su espada, con solo una simple mirada ya basta
para darse su lugar, imponer una presencia, para poner a cada uno en su sitio.
Es
una ardua batalla, en la que los adversarios son muchos, son todos, incluso él
mismo, pero en el está la clave de la liberación.
Debe
desafiar a sus propios demonios reflejados en la gente que más quiere. Esta es
la inmensa prueba, extraer de sí mismo el componente demiúrgico que contamina
su sangre.
¿Qué
hacer?
¿Emprender
un nuevo camino y alejarse del tenebroso destino que le espera? ó ¿Quedarse a
pelear entregado completamente a su destino y combatir contra esos monstruos
que le vilipendian en la sombra más oscura de su oscuridad?
Si
escoge la opción de alejarse, esos demonios no le dejarán tranquilo, en paz,
los llevara consigo allá donde vaya.
¡Hay
que hacerlos frente, cara a cara, donde más nos duele! ¡Enfrentarse a ellos sin
esperar un resultado!
Es
una lucha de todo o nada. Cuanto más te entregues a la causa, más iluminarás tu
luz.
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