Los
recuerdos suenan en el vibrar de la sangre. Fluye la memoria del retorno
continuo de lo mismo. Situaciones repetidas que vivimos de forma distinta,
probando diferentes papeles cada vez.
El
reencuentro con uno mismo te lleva al abismo de lo absoluto, es la puerta de
entrada a la infinitud del universo.
Conocerte
a ti mismo es la mayor aventura a la que uno se puede adentrar.
Al
acceder a lo completamente desconocido, descubres aspectos de ti mismo que jamás
pensabas que los tendrías.
La
costumbre, el hábito y la rutina se esfumarán del camino, apreciarás la
peculiaridad de cada instante de tu vida, todo será novedoso, sorprendente y asombroso
en tu nueva percepción.
Redefine
tu puesta de sentido. No mires más hacia el exterior, dirige tu mirada hacia ti
mismo, sumérgete en tu océano interno y déjate llevar por tus profundidades.
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