Más
allá del río, se sumerge la tranquilidad de lo hondo. El navegar calmo del agua
que se mantiene imperturbable ante las
corrientes que presionan desde la superficie.
Su
fortaleza estriba en ser fiel consigo mismo, en no permitir el acceso del otro
en sí mismo. Se mantiene receptivo pero
sin mezclarse, solo se apropia de los elementos que lo sirven para el alimento
de su ser en quietud.
La
plenitud adviene con el sosiego, concentración, serenidad, atención,
ecuanimidad y desapego ante lo superfluo
de las imposiciones culturales vigentes que nos someten.
Lo profundo del río, va más allá de su propio arquetipo. No admite miradas ajenas en su interior.
Lo profundo del río, va más allá de su propio arquetipo. No admite miradas ajenas en su interior.
Hace lo que tiene que hacer, está donde tiene que estar, dice lo que tiene que
decir y suelta lo que tiene que soltar.
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