viernes, 28 de septiembre de 2012

Destino acelerado.

Repetido hasta la extenuación, el difuminado rostro de una nueva etapa encarnada en el viejo convencimiento de que nada servirá para nada.
Sumido en lo hondo de las posibilidades, buscando cualquier elección que convierta la impasible impasividad de la imposición edulcorada en simple imperfección.
El fluir del devenir se acelera a pasos agigantados, escribiéndose de matices aún imperceptibles, los cuales, me ahogan en una eterna duda a la que afrontar mi confrontación de la curiosidad, en la sufrida ficción que nos toca inventarnos.
Las opciones estan hechas de determinismo preestablecido, que hace establecerme en la mitad del camino, en el medio del contorno del círculo, en el escepticismo de todo lo que me rodea.
Quedarme donde estoy, sin noción de percepción, sin recibir inyecciones de intromisión, solo penetrándome en mí mismo, relativizando en la dualidad del absolutismo de mis
convicciones, donde la desaceleración acelerada del tiempo, me hace tener una sensación de estar huyendo en una vuelta constante.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Viento vacío.

Contaminando la reacción cuando estamos con los demás, mostrando un enmascaramiento de lo que en la profundidad sentimos.
Los momentos se comportan de forma cíclica, el perfeccionamiento de lo que somos se convierte en la imperfectibilidad de lo que creemos que somos.
El tiempo se acelera en lo que nos queda por escapar, impregnado por la hérmetica inquietud en la que nos encontramos.
Vuelve la figura apolínea, con sus lineas y formas envolviéndose en apariencia, encasillándose dentro de la falsa percepción de lo que podemos ser.
Llegó el estupor de levantarse y dirigirse hacia la altitud de las tablas balanceantes de las que nos servimos para no mirar atrás.
La venda del recorrido extenuante, no nos permite mirar hacia adelante, dejándonos imbuídos por la captura de las energías que nos hacen atisbar el polvoroso viento que ciega nuestros ojos, los cuales, no consiguen humedecerse al contemplarlo.