sábado, 9 de junio de 2012

Reflejo de una búsqueda.

Como animales gritándonos y desgañitándonos, como dos desconocidos cuya mirada se asfixia por la fragilidad de los conductos que encauzan la sensación de estar despiertos.
La luz de la noche, oscurece el camino que dejamos en llamas, hirviendo de un continuum no fragmentado, lleno de egoísmo y de falta de sensibilidad por el contenido voluble de los sentimientos que alguna vez se mostraron impasibles a la voluntad de la transformación material de nuestras almas.
Llega el final, alcanzo a vislumbrar el sonido de la nada expectante de avidez, de ánimas rotas por la toxicidad del aura que las envuelven, convirtiéndose en la imposibilidad de escapar, en un esfuerzo incipiente de pérdida de los cimientos que construímos, esos que desaparecerán sedimentándose por la fuerza del arcano polvo que nos tiene deparado el insatisfecho destino.