domingo, 29 de junio de 2014

MUERTE del “yo” contra los otros y NACIMIENTO del "yo" para con los otros.


El “yo” contra los otros, forma parte de nuestra dualidad, de esa parte de la misma, que nos convierte en animales irracionales, con pulsiones reptilianas, sexual-salvajes y  violentas.

Constituye un pensamiento inconsciente intrínseco en nuestra naturaleza que  impulsa toda nuestra acción hacia el odio visceral contra los demás.

Ese carácter psicopático, en el que desconfiamos del resto de personas (y cosas) a las cuales manipulamos, “seducimos”, influimos y persuadimos para atraerlas de forma utilitaria e instrumental hacia nuestros intereses, objetivos y metas.

Ese parte inherente de nosotros mismos, que piensa que los demás nos van a hacer daño, que son pura hostilidad hacia nuestra persona, y ahí está la clave, hacia nuestra “persona”, no hacia nuestro ser.

Todo la arquitectura e ingeniería socio-holográfica de nuestros días, nos condiciona (o mejor dicho, nos teledirige) de una forma descarada y unidireccional hacia ese tipo de comportamiento rapiñador, egoísta y competitivo para que nos identifiquemos con esos parámetros  en nuestra personalidad (hacen que pensemos que solo somos eso) y desaparezca todo atisbo de nuestro verdadero ser.

Nos manipulan energéticamente ( y nosotros que se lo permitimos) para que se active en nuestra genética, la parte reptiliana y emitamos pensamientos y energías negativas que sirven de alimento-poder a éstos, en detrimento de nuestra libertad, plenitud y paz.

Todos nuestros quehaceres cotidianos están prediseñados para que nos sintamos frustrados, depresivos, abatidos, desganados, envilecidos, aborregados, hipnotizados, miedosos, cansados, débiles, dóciles, confundidos, en definitiva, absortos por la consecución de posesiones materiales, banales, pasajeras y cualquier objetivo o meta externa a nuestro propio interior.

Eso nos destroza anímicamente, ya que los únicos canales para conseguir dichos fines, son utilizando medios no demasiado amables para con los otros.
 Ahí, es cuando todos sacamos esa parte no-humana creando una atmosfera de hostilidad y de falsedad o artificial paz-tensa, donde escondemos nuestro verdadero odio hacia nosotros mismos, expresándolo hacia el exterior, en nuestras relaciones y conformación del mundo en su conjunto.

Ese es el mundo que han creado para nosotros,  individualismo egoísta (yo contra los otros) y  desafección hostil cuando nos miramos cada uno de nosotros.

¿Realmente,  no estáis cansados de comportaros de esa manera, tan baja y tan ruin?

¿No os agota poneros varias mascaras al salir de casa y estar protegiéndoos (o atacándoos) de este mundo hostil en el que hemos sido insertados?
¿No os  extenúa  vivir como esclavos?  A mí sí.

Yo, ya me he cansado de vivir de esta manera. Repruebo mis conductas egoístas, violentas, acaparadoras, narcisistas y de odio hacia mí mismo y hacia el mundo que me rodea.
Desde hoy, resistiré a mis contradicciones internas, las aceptaré, las integraré en mi ser, y encontraré el amor en todos mis actos.

El amor es la raíz de nuestro verdadero ser, nosotros somos luz, y por lo tanto, nuestro primer paso, es reconocerlo e integrarlo en nuestro interior.

Debemos ser fuertes y resistir a nuestras contradicciones, a las sombras que llevamos a cuestas.  Debemos aceptarlas para caminar hacia la luz, y encontrar lo que realmente somos, AMOR.

Entre todos salvaremos este hermoso planeta, y la única forma para hacerlo, es amarnos a nosotros mismos y a todo aquello que vibra en nuestro alrededor.

Todos los seres humanos formamos parte de lo mismo, todos somos AMOR.

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