domingo, 6 de julio de 2014

Destino y origen del ser humano: luz


¿Por qué estamos aquí? Por más que me lo pregunto, no hay respuesta que alivie esta angustia de desconocer mi origen.

¿Por qué no recordar quienes somos en realidad? ¿Por qué nos disfrazamos con un avatar-biológico sustituto y con una mente que no es nuestra?

¿Por qué poseemos la dualidad en nosotros mismos? ¿Por qué existen esas poderosas contradicciones internas en nuestra naturaleza?

¿Cuál es el propósito de nuestra existencia?

¿Evolucionar?

Pero, sino recordamos quienes somos, ni de dónde venimos, ni adónde vamos…¿Qué sentido tiene?

No somos conscientes de las experiencias de los ciclos de vidas que hemos experimentado…y ¿Por qué ser conscientes de nuevo, cada vez que entramos a un cuerpo distinto?  ¿Por qué no recordar que es aquello que hicimos, para no repetirlo eones de veces y evolucionar más rápido?

¿Cómo salir de esta esclavitud infinita de nuestras almas? ¿Hay solución? ¿Conseguiremos el objetivo que nos marcamos antes de ingresar a este enésimo cuerpo?

¿Cuál es ese objetivo?...Tal vez… ¿Recordar quienes somos en realidad?, pero ¿Cómo lo hacemos?

Aquí se acabaron las preguntas de la mente, y solo vale responder con el corazón.

Tenemos que conocernos a nosotros mismos, la verdadera lucha no está en tus proyecciones holográficas externas, los demás son producto de tu inconsciente que aflora para que observes las profundidades de tu interior.

La lucha real no está sino en ti mismo.

La lucha es con uno mismo, resistir a la dualidad interna, a nuestras contradicciones inherentes, a los ataques energéticos inducidos sutilmente a nuestra genética.

La clave está en darnos cuenta de quienes somos en realidad, ¿Estamos actuando nosotros, o actúan por nosotros y creemos que somos realmente nosotros?

Y esto, no es solo la brutal programación y condicionamiento de las estructuras socio-económicas e ideológicas que nos invaden, sino que está dentro de nosotros, en nuestra propia genética.

Debemos auto-observarnos a cada instante, para reconocer la activación de nuestra parte negativa, la cual, nos genera ira, odio, envidia, celos, guerra, egoísmo, irresponsabilidad, competitividad, cálculo y racionalidad extrema, falsedad, enfermedad,  dudas y miedos irracionales, estrés, depresión, tristeza, cansancio, abatimiento, letargo, vagueza, angustia y aburrimiento.

Esto es, TODO en este holograma está diseñado para exaltar o activar esa parte constitutiva de nuestra naturaleza biológica, y generar la desunión de nosotros mismos y de los demás.

El desafío de los humanos, es aceptar nuestra naturaleza (impuesta) e intentar trascender esa dualidad de ida y vuelta, activando permanentemente  nuestra parte lumínica, la correspondiente a la comprensión, la inocencia, la empatía, la salud, el equilibrio emocional, la convivencia armónica, la paz, la alegría,  la honestidad, la belleza, la verdad, la plenitud,  la misericordia, la responsabilidad, la justicia, la consonancia con las leyes de la naturaleza, la libertad del desarrollo pleno del libre albedrío y el amor.

Esta, es la parte lumínica que constituye nuestro verdadero ser. Somos luz, y ese es nuestro origen y nuestro destino, la unión con nuestro verdadero ser.

Debemos activar la luz que hay en nosotros para salir de la eterna oscura noche del alma en la que estamos inmersos.

Abracemos la vida (del universo) en su totalidad, elijamos el desarrollo de la luz, para alumbrar la oscuridad que nos asola.
Vibremos alto, seamos alegres para con los demás, y lo seremos con nosotros mismos.
Todos venimos de la misma fuente y todos, sin excepción, llegaremos a ella.

Nuestra verdadera lucha, está en resistir los embistes de la oscuridad, debemos cultivar la fortaleza interior para no sucumbir en sus ataques. Para ello es necesario ser conscientes y estar atentos de nuestro comportamiento. Es muy importante.


Solo estamos a un paso para conseguir nuestra liberación definitiva. Están acorralados, ya no les quedan más planes, más recursos para retenernos.

Nosotros estamos brillando, somos la cerilla que ilumina la habitación oscura. Ya vemos la puerta, solo falta encontrar la llave que abra la cerradura y salir hacia la luz.

Trascenderemos los limites de esta prisión, volveremos a ser, aquello que algún día fuimos en su plenitud, y que aún hoy seguimos siendo, luz.

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