martes, 9 de diciembre de 2014

Vientos lúcidos.


Deja tu muralla entreabierta, sube las persianas, abre las ventanas y ventila bien el olor a cerrado de tu interior. Permite que penetre de sol, que entre el viento, que se llene de vida ese rincón de tu alma al que le da miedo mostrarse tal y como es hacia el exterior.
Abraza la vida en su plenitud, conténtate y da gracias por el simple hecho de existir. Comparte tu alegría y ganas de vivir, y despréndela, para que aquellos que convivan contigo ,se contagien y vibren en una frecuencia de armonía y amor.
No prejuzgues a nadie por tal o cual comportamiento, todos hemos de pasar por diversas situaciones para aprender de  nuestros errores y acertar.

Bríndate la oportunidad  de seguir creciendo y de alumbrar esa sombra que cada vez se hace más presente, pero al mismo tiempo, menos temible y pequeña.
Juntos iluminaremos la magnánima experiencia colectiva y conjunta de compartir nuestra esencia divina que portamos en nuestro interior.

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