martes, 18 de noviembre de 2014

Palabras perdidas.


Las palabras se las lleva el viento. Son una torpeza involutiva con las que creamos nuestra errónea y distorsionada realidad.
Los sentimientos que acompañan a esas palabras, son lo verdaderamente importante, el contenido oculto que llevan aparejados es lo esencial para entendernos y comprendernos.

La empatía y la conexión vibratoria entre nosotros, es nuestra única esencia, el rastro de nuestro carácter telepático perdido en los albores del tiempo.

Mirarse a los ojos es suficiente. Solo con una mirada frente a otra, el corazón se mueve en espiral conectándose con lo más profundo de nuestro ser y  recorre nuestra memoria para aprehender, recoger  y traer a nuestro instante presente, ese recuerdo que nos evoca el magnetismo visual que surge entre nosotros.

Las palabras sobran. Son un obstáculo para el entendimiento del ser. Cuanto menos se hable mejor, cuanto más se escuche, mucho mejor.

La clave está en escuchar, para recordar, y después, aplicar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario