sábado, 1 de noviembre de 2014

Lucha lumínica.


La lucha es el único camino del guerrero incansable. De ese caballero que sortea todas las ofensas, amenazas, prejuicios y diversas faltas de respeto que soporta pétreamente sin utilizar su espada, con solo una simple mirada ya basta para darse su lugar, imponer una presencia, para poner a cada uno en su sitio.

Es una ardua batalla, en la que los adversarios son muchos, son todos, incluso él mismo, pero en el está la clave de la liberación.

Debe desafiar a sus propios demonios reflejados en la gente que más quiere. Esta es la inmensa prueba, extraer de sí mismo el componente demiúrgico que contamina su sangre.

¿Qué hacer?

¿Emprender un nuevo camino y alejarse del tenebroso destino que le espera? ó ¿Quedarse a pelear entregado completamente a su destino y combatir contra esos monstruos que le vilipendian en la sombra más oscura de su oscuridad?

Si escoge la opción de alejarse, esos demonios no le dejarán tranquilo, en paz, los llevara consigo allá donde vaya.

¡Hay que hacerlos frente, cara a cara, donde más nos duele! ¡Enfrentarse a ellos sin esperar un resultado!

Es una lucha de todo o nada. Cuanto más te entregues a la causa, más iluminarás tu luz.

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